TITULO: ¿ERES UN CRISTIANO?

Subtítulo: No Todo Lo Que Brilla Es Oro

Alrededor del mundo persiste una creencia que todo lo que uno tiene que hacer para ser un adherente de una religión en particular es de afirmarlo. Si, luego de una investigación, las doctrinas y creencias son atractivas—por meramente adoptar los “requisitos” mínimos y adhiriéndose ligeramente a ellos, uno podría afirmar ser un seguidor. Y como resulta ser, ¡es así más o menos como funciona! El avance a grados más altos dentro del sistema particular viene por medio del conocimiento progresivo de lo que el fundador creyó y enseñó.

La definición de "religión" tal como se encuentra en el “Nuevo Diccionario de la Universidad de Riverside” de Webster dice así: "(1) Creencia en y reverencia a un poder sobrenatural aceptado como el creador y gobernador del universo. (2) La actitud espiritual o emocional de uno que reconoce la existencia de un poder o poderes sobrehumanos."

Note que esa creencia, reverencia y actitud espiritual o emocional son las palabras claves en lo que concierne a la religión. Para ser considerado como "religioso" todo lo que se necesita es que uno crea—eso es, damos asentimiento intelectual a las creencias principales de una religión en particular y ejercer una actitud de reverencia hacia el objeto(s) de esa creencia. Esta definición más o menos cubre los miles de sistemas religiosos de creencias alrededor del mundo, pero ciertamente no hace justicia a la cristiandad tal como es definida y delineada por la Palabra de Dios—la Santa Biblia. La creencia genuina en y la salvación por Cristo involucra algo que hace falta totalmente en las religiones del mundo.

Encontramos el “ingrediente” faltante en el Evangelio de Juan, capítulo tres, donde encontramos al  mismo Jesucristo hablando con Nicodemo, el fariseo:

"Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3, Biblia RV-1960, énfasis mío).

Este “segundo nacimiento” (espiritual) realmente ¡envuelve el nacer en la familia de Dios y convertirse en uno de sus hijos! También envuelve una remisión y perdón total de los pecados—algo que no es mencionado en lo absoluto en las religiones del mundo. En adición, uno que ha nacido de Nuevo inmediatamente recibe el Espíritu Santo de Dios dentro de sí, para residir para siempre—otro aspecto vitalmente importante y completamente único sobre la Cristiandad.

Por lo tanto debemos señalar lo obvio: un mero creer en Cristo y un deseo de identificarse con y seguirlo a El, ¡no hace a un cristiano! Hechos 11:26 nos informa que los seguidores (discípulos) de Cristo fueron llamados “Cristianos” por primera vez en la ciudad de Antioquía. Yo no puedo verificarlo, pero se me enseñó que porque los cristianos primitivos hicieron tanta referencia al hecho de que Cristo estaba en sus corazones, que algunas de las personas de Antioquía los llamaron “Crist-ianos” como un término de escarnio. Al afirmar esto, estos primeros seguidores de Cristo estaban testificando el hecho de que el Espíritu Santo moraba dentro de ellos.

¿Vive el Espíritu Santo dentro de usted? Si usted no muestra evidencia de esa realidad, entonces usted no tiene derecho legítimo de afirmar el nombre de Cristo como algo suyo. Meros intelectuales asienten a los relatos bíblicos concernientes a Jesucristo y un deseo sincero de seguirlo a El y sus enseñanzas no lo hace a usted un genuino cristiano! No hay diferencia entre que tanto usted crea en El o que tan fuerte usted trata de vivir por El, la validez de la verdadera salvación en Cristo es determinada por la presencia del Espíritu Santo.

¡Sin Espíritu—no hay vida!

¡Es realmente así de sencillo! Una de los intentos más deplorables y numerosos de evangelización masiva ha sido la tentación abrumadora de obreros personales de ayudar a las personas a ganarse una seguridad de su salvación. Todos los cristianos genuinos quieren ver la salvación de sus preciosas almas y es mera naturaleza humana el querer seguir con una recitación de la “oración del pecador” con la seguridad de que la salvación ha sido lograda. Pero solo Dios mismo sabe que tanta cizaña ha sido llevada a nuestras iglesias por este deseo demasiado humano de tallar otra marca en el “mango de la pistola del ganador de almas” ¡Jamás debemos tratar de asegurarle a alguien de algo que ha ocurrido en su propio corazón! Es algo muy estúpido de hacer y yo debería saberlo, ¡porque yo he sido culpable de ello! Una falta de seguridad puede ser algo saludable, porque llevará al individuo a sus rodillas buscando el solaz y Consuelo del Espíritu Santo—algo que nosotros no tenemos posibilidad de hacer por ellos. Tratar de evitarles la incomodidad espiritual de no estar seguros, es locura total.

Le pregunto otra vez—¿vive el Espíritu Santo dentro de tu corazón? ¿Estás seguro? ¿Cómo sabes que El está? No me importa que tanto tiempo lleves afirmando ser un cristiano o que tan piadosos sean tus padres y los miembros de tu familia, o eran. No me importa de que iglesia digas ser miembro o el pedigrí espiritual del pastor que te bautizó, o el tamaño de la Biblia que llevas debajo de tu brazo el Domingo—la pregunta que te estoy haciendo es: ¿ERES TU UN POSEEDOR?

Los profesantes vienen por docenas, pero aquellos que poseen genuinamente al Espíritu Santo son unos relativos pocos! ¿Duda usted de mi aserción? Dúdelo si usted quiere, pero el mismo Señor lo dijo en Mateo 7:14:

"Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:14, RV-1960, énfasis mío).

En Mateo 20:16 y 22:14 el Señor reitera Su advertencia diciendo: "porque muchos son llamados, mas pocos escogidos". El principio del “remanente” es encontrado a lo largo de la Biblia entera—esto es, aquellos que son salvos siempre son la minoría. Vemos este principio en las palabras del Apóstol Pedro encontradas en 1 Pedro 3:20(b):

"…en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua". (1 Pedro 3:20(b), RV-1960).

En el Evangelio de Lucas, uno de los discípulos le preguntó al Señor una pregunta relativa al número de los que habrían de ser salvos, y esto fue lo que se le dijo:

" 23Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad."(Lucas 13:23-27, RV-1960).

Con referencia a las masas rebosantes de la población del mundo, solo unos pocos han sido o serán salvados en algún momento específico de la historia. Podríamos desear que no fuese así y que los números fuesen más altos, pero así es la Palabra revelada de Dios sobre el tema. El intentar incrementar los números por medio de nuestras propias buenas intenciones es tanto un ejercicio de futilidad y otro mecanismo por el que Satanás puede atacar a la iglesia a través de falsos conversos. Es cierto y seguro que algo de esto ha sucedido y continuará sucediendo, pero debemos estar constantemente velando de hacer todo esfuerzo para evitarlo.

Ya que la evidencia de una genuina salvación es la presencia del Espíritu Santo dentro del individuo, ¿cómo puede ser verificado esto? ¿Cómo podemos estar razonablemente seguros acerca de nosotros mismos, así como de otros, sin ser hallados culpables de juzgar? Para responder esto, tomemos primero nuestro caso—hay varias “pruebas que podemos tomar para determinar Su presencia dentro de nosotros: (todas las citas de las Escrituras de la Biblia Reina Valera de 1960)..

  1. Romanos 8:16 nos dice: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios." Ante todo, ¡tenemos el testimonio imbatible desde dentro de nosotros! La morada del Espíritu Santo de Dios en nosotros nos reasegura constantemente que le pertenecemos a Jesucristo. “Sabemos” esto intuitivamente que esto es una realidad.
  2. El libro entero de 1ra de Juan fue escrito como una “prueba” para determinar la realidad de la salvación. El versículo tres del capítulo uno nos dice: "Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo." La comunión que es disfrutada por los  Cristianos genuinos es una prueba positiva de la salvación. Aquellos que profesan a Cristo, pero raramente asisten a la iglesia para alabar a Dios y asociarse con otros creyentes, ¡posiblemente están engañándose a si mismos! Un cristiano decaído puede permanecer fuera de la iglesia y alejarse de otros creyentes, pero puedo garantizarle por experiencia directa que ¡nunca habrá un tiempo en el cual usted estará cómodo con ello! Por el otro lado de la moneda, el versículo 8 nos enseña que si negamos la existencia de pecado dentro de nosotros la verdad no esta en nosotros. El versículo 3 del capítulo dos nos enseña que somos genuinos y “sabemos que le conocemos", si guardamos Sus mandamientos. El versículo 10 nos enseña que somos de Cristo si amamos a los hermanos. Otra vez, aquellos que se ausentan habitualmente de la casa de Dios y no dejan claro si en realidad aman estar alrededor de los hijos de Dios, muy probablemente son cizaña y no trigo. El versículo 15 nos enseña que si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en el. Un "Cristiano mundano" es casi una contradicción en palabras y aquellos que afirman a Cristo, pero aún así se aferran al sistema de valores de este mundo—son sospechosos.
  3. 1 Juan 5:13 nos informa que el libro entero de 1ra de Juan fue escrito para que podamos saber que poseemos vida eterna en Cristo.
  4. La Palabra de Dios enseña que la Biblia es incomprensible al “hombre natural”—el individuo no salvo. Es un libro espiritual y la persona no salva no solo es ciega espiritualmente, sino que 1 Corintios 2:14 nos dice que el "es incapaz" de saber lo que se discierne espiritualmente ¿Entiende usted la Biblia? ¿Tiene sentido para usted y le habla a su corazón? ¿Le convence de su pecado y le enseña el camino correcto? Si usted puede responder que "si" triunfalmente a estas preguntas, ¡usted es un hijo de Dios y el Espíritu Santo mora dentro de usted!

Ahora que hemos visto algunas formas de determinar si poseemos o no el Espíritu Santo, consideremos al otro hombre, el no salvo. La mayoría del tiempo, cuando siquiera sugerimos el ejercer discernimiento espiritual sobre otra persona, cristianos profesantes tienen una reacción adversa de solo pensar en “juzgarlos”—principalmente porque ellos no entienden las enseñanzas del Señor en el Sermón del Monte, donde El dijo: “No juzguéis, para que no seáis juzgados" (Mateo 7:1, RV-1960). La “Biblia Amplificada” lo traduce así: "No juzguéis y critiquen y condenéis a otros, para que ustedes mismos no sean juzgados, criticados y condenados" (énfasis mío). La Palabra de Dios muy definidamente nos enseña a ejercer discernimiento espiritual—y eso, mi amigo, se extiende a e incluye aquellos que profesan a Cristo. La prohibición del Señor concierne a juicio injusto—actuando como juez y jurado a través de las  críticas y condenación.

En 1 Tesalonicenses 5:21, el apóstol Pablo tenía esto para decir sobre el discernimiento:

“Examinadlo todo; retened lo bueno.”(Biblia RV-1960).

El aceptar ciegamente una profesión de fe de alguien es una falta de ejercicio de discernimiento. No hace muchos años que era una práctica común el esperar un período probatorio antes de aceptar a alguien en la membresía de una iglesia. Se esperaba que el converso "caminase el camino y hablase el hablar " antes de ser aceptado como miembro. Esta era una simple práctica de sentido común y las iglesias de hoy estarían mucho mejor espiritualmente si se adhiriesen a ello. Como hemos discutido anteriormente, uno que ha nacido de nuevo genuinamente tiene al Espíritu Santo morando en el o ella y la demostración de esta realidad es la que debemos ver en un recién convertido—o en cualquier otro individuo que venga a nuestras vidas profesando ser cristiano. La doctrina de la separación requiere que ejerzamos la más extrema moderación y cautela antes de volvernos amigos cercanos con cualquiera ¿Porqué? Porque “pájaros iguales andan en bandada” y nuestro testimonio personal es una de las posesiones más preciosas que tenemos. Actitudes pecaminosas y mundanas son fácilmente “contagiosas” y se supone que nos alejemos de ellas. Dios se lo dejó bastante claro a los israelitas que se mantuviesen alejados de los cananitas por la misma razón ¿Deberíamos hacer menos que eso?

¿Cómo podemos percibir o detectar la presencia del Espíritu Santo en otra persona? ¿Es eso siquiera posible? Si, es posible—pero desafortunadamente no es “a prueba de fallas”. El medio primario que debemos utilizar es la observación del individuo sobre el tiempo y lo que buscamos es el "fruto del Espíritu" tal como nos es presentado en Gálatas 5:22-23, donde leemos:

"22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley." (Gálatas 5:22-23, Biblia RV-1960).

Quizás usted ha escuchado sobre algún predicador que haga la declaración de que “no debemos juzgar a otros, pero de seguro podemos inspeccionar frutos”. Lo que esto significa es que la presencia del Espíritu Santo dentro de una persona salva va a producir fruto espiritual en su vida. Por lo tanto si algún individuo que usted conoce profesa a Cristo, pero usted no puede honestamente discernir ningún fruto espiritual, usted podría estar errado en su evaluación—¡pero su actitud hacia esa persona debería ser una de cautela! Es posible que ellos sean muy inmaduros y por ende carecen de producción de fruto espiritual debido a que "apagan al Espíritu Santo " (1 Tesalonicenses 5:19). Pero en cualquiera de los casos una comunión íntima con ellos no es sabia ¡Donde no hay fruto, no hay raíz! Jesucristo es la vid y los cristianos son sus pámpanos (Juan 15:1-8).

Estamos siendo bombardeados con engaño espiritual y solo va a empeorar mientras nos acercamos al fin del siglo. La actividad demoníaca esta obviamente rampante alrededor del mundo y los cristianos deben estar constantemente vigilantes, porque "no tenemos lucha contra carne y sangre …"(Efesios 6:12). Necesitamos orar diariamente por discernimiento espiritual para que podamos evitar las minas terrestres del diablo. Personas buenas haciéndose pasar como hermanos y hermanas en Cristo—aún convencidos de que ellos son genuinos—están dando estragos a nuestras iglesias. Hasta hay predicadores y otros líderes quienes están perdidos y son “ciegos guiando a ciegos”. Solo el Espíritu Santo puede protegernos de ser engañados por estas personas y debemos depender de El—¡fuertemente!

Si usted ha aceptado a Jesucristo como su Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con Él, usted necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él lo perdonará instantáneamente, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces, necesita iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.

 

Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo como Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte a el cómo Salvador, usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo tocará espiritualmente.

 

Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo,  vaya ahora a nuestra Página de Salvación.

 

Esperamos que haya sido bendecido por este ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan ver el Nuevo Orden Mundial por venir -el Reino del Anticristo-en sus  noticias diarias.

 

Finalmente, nos encantaría saber de usted. Puede enviarnos un E-Mail a 

Dios le bendiga.

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