TITULO: MARIA Y LA CONEXION EUCARISTICA

Subtítulo: El mito de María continúa creciendo

Como católica, había escuchado a menudo que María era la "comediadora" y "corredentora de la fe. El catolicismo romano enseña que todas las gracias fluyen a través de María, y esto incluye el sacramento de la eucaristía. Pero no fue hasta que compré y leí un librito llamado, Jesús nuestro amor eucarístico, que entendí la "inseparable" conexión entre la "María'' de Roma y la eucaristía. En este libro del "Padre'' Stephano Manelli, O.F.M. Conv. S.T.D, se citan teólogos y santos, y se ha publicado en varios idiomas distintos, traducidos del original en italiano. Tiene el imprimatur de Antonius Zama, vic. Generalis Neapoli, die21 Aprilia 1973, y el nihil obstat e imprimatur del P. Antonius M. Di Monda, min.pov. Neapoli, 1973. Fue publicado por "Misión Nuestra Bendita Señora de la Victoria".

De acuerdo con Manelli:
"Muchos santos y teólogos (el Padre San Damián, San Bernardo, San Buenaventura, San Bernardino ...) dicen que  Jesús instituyó la eucaristía sobre todo por María y luego a través de María, la Mediadora Universal de Todas las Gracias, por todos nosotros" (107).

En el recuento bíblico de la última cena, María no está presente. Ya que es la enseñanza del catolicismo romano que Jesús instituyó la misa en la última cena, entonces parecería razonable cuestionar la ausencia de María de ella, especialmente si fue instituida "por María y luego a través de María)''. Romanos 11:36 nos dice:

"Porque en él, y por él, y para él, son todas las cosas: a quien sea la gloria por siempre. Amén" . También parecería razonable cuestionar cómo está ella presente en cada misa. Ya que María no es omnipresente, como admite la Iglesia Católica Romana, ¿cómo puede entonces uno estar seguro de que ella está para mediar las gracias que fluyen a través de la misa? Aun así, a partir de un niño, la religión católica nos enseña que vayamos a través de María para llegar a Jesús. En My Catholic
Faith (Mi fe católica), página 312, dice:

"Los niños que reciben la Santa Comunión deben imaginar de sí mismos que llegan a recibir al Niño Jesús de los brazos de nuestra Bendita Señora''.
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Si la misa fue instituida en la última cena, ¿por qué se enseña a los niños que  "deben imaginar de sí mismos que llegan a recibir al Niño Jesús de los brazos'' de María? Jesús era un hombre de 33 años cuando se realizó la última cena, no un niño pequeño en brazos de Su madre. Esto tiene que ser muy confuso para la mente de un niño.

Examinemos cómo la Iglesia Católica, sus santos y teólogos sienten que María está presente en la eucaristía. En la página 106-107 de Jesús nuestro amor eucarístico, dice:

"La Sagrada Eucaristía es el Pan que viene de nuestra Madre Celestial. Es Pan producido por María de la harina de Su carne inmaculada, amasada con su leche virginal. San Agustín escribió: 'Jesús tomó Su Carne de María'. Sabemos, también, que unidos a la Divinidad en la eucaristía están el Cuerpo y la Sangre de Jesús tomados del cuerpo y la sangre de la Virgen Bendita.
Por tanto en cada Sagrada Comunión que recibimos, sería bastante correcto, y una cosa muy bella, ADVERTIR LA DULCE Y MISTERIOSA PRESENCIA DE NUESTRA MADRE, INSEPARABLEMENTE UNIDA CON JESUCRISTO EN ESTA HOSTIA. Jesús es siempre el Hijo que Ella Adora. El es Carne de Su carne y Sangre de su sangre. Si Adán pudo llamar a Eva cuando ella fue tomada de una de sus costillas, 'hueso de mis huesos y carne de mi carne' (Gen. 2:23), ¿no puede
la Virgen María aun con más justicia llamar a Jesús 'Carne de mi carne y Sangre de mi sangre'? Tomada de la 'Virgen intacta', como dice Santo Tomás de Aquino, la carne de Jesús es la carne maternal de María, la sangre de Jesús es la sangre maternal de María. Por tanto nunca será posible separar a Jesús de María. Por esta razón en cada Santa Misa que se celebra, la Bendita Virgen puede repetirle con certeza a Jesús en la hostia y en el cáliz: "Tú eres mi Hijo, hoy yo te he generado'' (Salmo 2:7). Y justamente San Agustín nos enseña que en la eucaristía "María extiende y perpetúa su Divina Maternidad'', mientras que San Alberto el Grande exhorta con amor: 'Mis almas, si quieren experimentar intimidad con María dejénse llevar en sus
brazos y ser nutridos con Su sangre...' Id con este inefable y casto pensamiento al banquete de Dios y encontraréis en la Sangre del Hijo la nutrición de la Madre''.

Me gustaría comenzar comentando sobre su mal uso del Salmo 2:7. La Biblia Reina-De Valera dice: "Yo publicaré el decreto; JEHOVA me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy". Note que las Escrituras claramente dicen que es el SEÑOR el que habla y no María. ¿Cómo puede entonces Manelli  (un sacerdote católico) enseñar que esas palabras pueden ser o son dichas por María en cada misa? ¿No fue el Padre el que engendró a Su propio Hijo? ¿Pudo María haber hecho lo mismo? ¿Tiene María la capacidad de "generar" vida dentro de sí misma? ¡¡¡Por supuesto que no!!!! Ella no es Dios, y es erróneo que Manelli le aplique ese versículo a María.

Es igualmente erróneo decir:

"Además, si reflexionamos en que Jesús, el Fruto del vientre inmaculado de María, constituye el amor de María, toda Su dulzura, toda Su ternura, todas Sus riquezas, Su vida entera, entonces veremos que cuando lo recibimos a El no podemos dejar también de recibirla a Ella, quien por sus lazos con el amor más alto, así como por lazos de carne y sangre, forma con Jesús una unidad, un todo, así como Ella está siempre e inseparablemente, "inclinada
hacia Su Amado (Cant. 8:5)" (ibid. 108).

No fue el amor de María el que salvó a la humanidad, sino que: "...De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Tampoco hay ninguna evidencia a partir de la Escritura de que recibir a Cristo es recibir a María. Las Escrituras claramente enseñan que Cristo vino:

"Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo''. (Gal.4:5-7)

Aquí vemos que no hay mención del espíritu de María, sino que es el Espíritu de su Hijo el que viene a nuestros corazones. Ni tampoco hay mención de nosotros clamando por María, sino que clamamos "Abba Padre". Ef. 2:18 dice: "Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre". Note, "un Espíritu"...¡no dos espíritus! Y de nuevo en Ef.4:4, "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación". 1Cor.12:13
dice: "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu''. Viendo que Jesús es omnipresente, estamos asegurados de que Su Espíritu está en todas partes, pero María no es omnipresente, y su espíritu no puede morar en aquellos que claman por ella! Aun así, leemos en Legio Mariae, páginas 206-207:

"Desde el momento en que ella concibió en su vientre al Hijo de Dios, María poseyó, por así decirlo, cierta autoridad o jurisdicción sobre la procesión temporal del Espíritu Santo, en tal forma que ninguna criatura recibe ninguna gracia de Dios excepto a través de su mediación... TODOS LOS DONES Y VIRTUDES Y GRACIAS DEL MISMO ESPIRITU SANTO SON ADMINISTRADOS POR ELLA A QUIEN LE PLACE,  CUANDO A ELLA LE PLACE, Y EN LA CANTIDAD Y MANERA QUE A ELLA LE PLACE".

La Biblia es bien clara en que es Dios quien dispensa los dones: "...repartiendo a cada uno en particular como él quiere" (1Cor.12:11). Parece que el catolicismo no conoce fronteras en lo que respecta a mentir contradiciendo las Escrituras. Manelli sigue diciendo:

"Cuando vamos ante Jesús en el altar, SIEMPRE LO ENCONTRAMOS 'CON MARIA SU MADRE'...San  Agustín bellamente ilustra aun mejor cómo MARIA SE HACE NUESTRA POR SI MISMA Y SE UNE CON CADA UNO DE NOSOTROS EN SAGRADA COMUNION. 'La Palabra es el Alimento de los ángeles. Los hombres ni tienen la fuerza para comerla ellos mismos, ni necesitan hacerlo. Lo que se necesita es una madre que pueda comer este Pan supersustancioso, lo transforme en su leche y de esta manera alimente a sus pobres hijos. Ella se nutre con la Palabra y La transforma en la Sagrada humanidad. Ella La transforma en Carne y Sangre, en esta dulcísima leche que es llamada la Eucaristía''.

1 Juan 5 nos dice que hay tres que son testigos en el cielo: "El Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno". ¿Dónde está aquí la mención de María? Si la Iglesia Católica Romana está correcta, y María está en el cielo sentada en el trono como "Reina del Cielo'' y Mediadora de todas las gracias, entonces ¿por qué no hay mención de ella como testigo en el cielo? Aun así la Iglesia Católica quiere que creamos que María está en una unión hipostática con la Divinidad e inseparable en todas Sus obras de gracia. El Padre San Damián fue tan lejos como para decir que "el Hijo a Su vez Se entrega totalmente a la Madre, haciéndose similar a Ella y haciéndola totalmente divina"(109). ¿"Totalmente divina''? ¿Significa eso que a ella no le falta ninguna de las cualidades y atributos de Dios? Dios dice: "¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo". (Isa.40:25). Y de nuevo en Isa 46:5: "¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?''. Aun así, con todas las reprimendas, el Catecismo de la Iglesia Católica, #460 no tiene problemas para enseñar que: "El Hijo de Dios se hizo hombre para que podamos convertirnos en Dios... el hijo unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, por cuanto hizo al hombre, podría convertir a los hombres en dioses". ¿Es alguna maravilla el que Manelli se sienta cómodo diciendo que María es "totalmente divina''?

Debe establecerse un punto más. Manelli cita a "San'' Agustín, quien reclamó que los hombres no son capaces de alimentarse a sí mismos, así que María tiene que nutrirnos. Ef. 5:29 dice: "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino
que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia". Es el Señor Jesús el que nos sustenta. El preparó un banquete e invitó a todos los hombres a venir y comer. Simplemente no hay ninguna escritura que respalde a María como la que sustenta a la Iglesia verdadera.

En Jesús nuestro amor eucarístico, página 108, Manelli sigue diciendo:

"¿No es cierto que el amor, y sobre todo el amor divino, une y unifica? Y aparte de la Unidad en el seno de la Bendita Trinidad, ¿podemos pensar de una unidad más cercana y total que aquella entre Jesús y la Virgen
María? La pureza de María, Su virginidad, Su ternura, Sus dulces maneras, Su amor, y aun los propios rasgos de su rostro celestial-- todo esto lo  encontramos en Jesús; porque la santísima humanidad asumida por el
Verbo es totalmente y solamente la humanidad de María, debido al gran misterio de la Concepción virginal lograda por el Espíritu Santo, Quien hizo a María Madre de Jesús, mientras que La consagró como una Virgen que
sería pura para siempre y gloriosa en alma y cuerpo. Y así 'La Eucaristía', escribe San Alberto el Grande, 'produce impulsos de un amor que es angélico, y tiene el poder único de poner en las almas un sentimiento
santo de ternura hacia la Reina de los Angeles. Ella nos ha dado lo que es Carne de Su carne y Hueso de Sus huesos, y en la eucaristía Ella continúa dándonos este dulce, virginal banquete celestial''. Aquí tenemos al
catolicismo admitiendo que su eucaristía producirá "impulsos de amor que es angélico'' hacia María. Entonces pervierten la palabra de Dios para hacer de María la que da "carne de SU CARNE y hueso de SUS HUESOS''. Este es un retorcimiento obvio de las Escrituras. Ef. 5:30-32 claramente enseña:

"Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia''.

Antes de que hayamos terminado, la Iglesia Católica estará tratando de decirnos que fue la sangre de María la que fue derramada en el Calvario en lugar de la sangre de nuestro Señor Jesucristo. ¡Bueno... sorpresa... eso es exactamente lo que audazmente dijeron! Sólo oiga esta cita de Legio Mariae (Legión de María):

"Primero fue de SUS VENAS QUE SE DERRAMO LA SANGRE QUE AHORA ESTA REGADA COMO ALGO ORDINARIO, PERO QUE HA REDIMIDO AL MUNDO...Esa Preciosa Sangre de ahora en adelante fluirá a través del Cuerpo Místico, insuflando vida, por así decirlo, en cada resquicio... En ese momento, esos Sagrados
Corazones [Jesús y María] entraron en una unión tan cercana para alcanzar la IDENTIDAD. De ahora en adelante, latirán juntos en y por el Cuerpo Místico. De ese modo María se ha convertido en la Mediadora de todas las gracias, el Vaso Espiritual que recibe y da la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor'' (164-165).

Tan sólo esa declaración es suficiente para exponer al catolicismo romano como una secta. Querría añadir que el libro del que procede, Legio Mariae, tiene el endoso del papa Pío XI (16 de sept. de 1933); papa Pío XII (22 de de julio de 1953); papa Juan XXIII (19 de marzo de 1960) y papa Paulo VI (6 de enero de 1965), así que no es un libro del que nadie haya oído. Aun así varios papas endosaron y recomendaron esta basura. Qué falta de discernimiento, y total desprecio por la evidencia en las escrituras. No tienen excusa y así tampoco los que ciegamente los siguen.

De acuerdo con Manelli, existe una custodia (una base que sostiene la eucaristía cuando se muestra, hecha usualmente de oro) que representa a María cargando la eucaristía en su pecho y que contiene las palabras: "Oh cristiano que vienes lleno de fe a recibir el Pan de vida, cómelo dignamente, y recuerda que es como si hubiera sido hecho de la propia sangre
de María" (Jesus Our Eucharistic Love, 113).

El Padre Pío de Pietrelcina a veces decía a sus "hijos espirituales": "¿No ven siempre a la Virgen al lado del tabernáculo?". ¿Cómo así? ¿Es ella omnipresente? ¿Está en cada altar? San Alfonso de Liguori, en su libro de devociones, siempre unía una visita a la "Virgen María'' a cada visita a Jesús en la "Sagrada Eucaristía". ¿Cómo pudo estar seguro Liguori de que María estaba allí para apreciar su "visita"? San Maximilian M. Kolbe pidió recomendar que:

"Cuando vamos ante Jesús en el Bendito Sacramento, nunca dejamos de recordar la presencia de María, invocándola y asociándonos con Ella; al menos tratamos de que Su dulce nombre venga a la mente''. La palabra de Dios dice en Col.3:17: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él".

"En la vida del fraile dominico San Jacinto, leemos que una vez para evitar la profanación del Bendito Sacramento, el santo se apresuró hacia el tabernáculo para sacar el ciborium [recuerda el cáliz, excepto que está cubierto] conteniendo las sagradas partículas [en el catolicismo romano se cree que cada miga que cae de la hostia "es Cristo en su totalidad''], para ponerlo en un lugar más seguro. Cuando, llevando a Jesús en la eucaristía cerca de su corazón, estaba por abandonar el altar, oyó una voz procedente de la estatua de la Virgen Bendita que estaba cerca del altar, decir: '¿Qué, vas a llevarte a Jesús sin llevarme a mí?'. El santo se detuvo sorprendido. Entendió el mensaje, pero no sabía cómo podía arreglárselas para cargar también la estatua de María. Intrigado, se acercó a la estatua para ver si podía tomarla con la mano que tenía libre. No había necesidad de esforzarse, porque la estatua se volvió tan ligera como una pluma. Hay una preciosa lección en este milagro: Cuando llevamos a María junto con Jesús, ella no añade peso alguno ni costo, porque en una forma maravillosa moran uno en el otro (Juan 6:57)" (Jesus Our Eucharistic Love, Manelli, 109-110).

No estoy segura de por qué usaron Juan 6:57 como un texto que prueba su fábula. Hubiera sido más honrado que hubieran usado 1Tim.1:4, "Ni des oído a fábulas...." Cuando alguien le preguntó a Santa Bernadette Soubirous, "¿Qué le complacería más, recibir la Santa Comunión, o ver a la Virgen en la gruta?", ella replicó: "¡Qué extraña pregunta! Los dos no pueden ser separados. Jesús y María siempre van juntos". Es evidente que María y la
eucaristía católica están intrincadamente entrelazadas, no pueden separarse. Como dice Manelli: "La Virgen y la Santa Eucaristía por naturaleza de las cosas están unidas inseparablemente 'incluso hasta el fin del mundo' (Mt. 28:20)''. Continúa diciendo:

.Porque María, con Su cuerpo y alma es el 'tabernáculo de Dios' celestial (Apo. 21:3). Ella es la Hostia incorruptible, "santa e inmaculada'' (Ef. 5:27), quien, con Su propio yo, viste al Verbo de Dios hecho Hombre. San Germán se aventuró a llamarla 'dulce paraíso de Dios.. De acuerdo con una opinión pía, respaldada por los éxtasis y visiones de Santa Verónica Giuliani y especialmente aquellas de la Bendita Magdalena Martinengo, en Su pecho la Virgen Bendita en el paraíso preserva y siempre preservará a Jesús en una Hostia visible, y esto para la eterna consolación de Ella, es una ocasión de regocijarse por todos los benditos habitantes del Cielo, y en particular es un gozo perenne para todos los devotos del Bendito Sacramento'. Esto está representado en la  .Virgen Mediadora Universal., que la Madre Esperanza en tiempos recientes ha pintado y que ha sido colocada en el Altar de Collevalenza. Es la misma que la imagen a menudo reproducida en las custodias (soportes sagrados para exponer la Sagrada Eucaristía para que recibiera adoración) del siglo pasado, que representan a la Virgen, y separan un lugar en su pecho para la cavidad visible en que se pone la hostia consagrada. '¡Bendito el vientre que Te cargó!. gritó la mujer en medio de la multitud (Luc.11:27). [Cuán conveniente haber dejado fuera el próximo versículo en que Jesús replica al comentario de la mujer: ....Sí, pero más benditos son los que oyen la palabra de Dios y la guardan''.] Así en algunas de las iglesias de Francia el tabernáculo estaba contenido en una estatua de Nuestra Señora de la Asunción''.
 

"El significado es bastante claro: SIEMPRE ES LA BENDITA VIRGEN MARIA LA QUE NOS DA A JESUS, Quien es el Fruto bendito de Su vientre virginal y el Corazón de Su Inmaculado Corazón. Y Ella siempre seguirá llevando a Jesús en la Sagrada Eucaristía en Su pecho para presentarlo a la gozosa contemplación de los Santos en el Cielo, para quienes es incluso ahora dado ver a Su divina Persona en la Eucaristía, de acuerdo con la enseñanza del Doctor Angelical, Santo Tomás de Aquino. Es en la Eucaristía, y especialmente en la Sagrada Comunión, que nuestra unión con la Virgen se vuelve una plena y amorosa conformidad con Ella. RECIBIMOS SU DEDICACION Y PROTECCION JUNTO CON EL BENDITO SACRAMENTO. Sus tiernas atenciones no pasan nada por alto, ya que Cristo está unido a cada uno de nosotros, los hijos de Ella, lo que la mueve a derramar todo Su amor maternal en nuestras almas y cuerpos. El gran San Hilario, padre y doctor de la Iglesia, escribió este excelente pasaje: 'El mayor gozo que podemos dar a María es el de llevar en nuestro pecho a Jesús en el Bendito Sacramento'. SU UNION MATERNAL CON JESUS SE CONVIERTE TAMBIEN EN UNA UNION CON CUALQUIERA QUE ESTE UNIDO CON JESUS, ESPECIALMENTE EN LA SAGRADA COMUNION. ¿Y qué puede dar más gozo al que ama, que la unión con la persona amada? ¿Y no somos hijos amados de la Madre celestial? Cuando vamos delante de Jesús en el altar, siempre lo encontramos 'con Su Madre María', como pasó con los Magos en Belén (Mat.2:11). Y Jesús en la sagrada Hostia del altar de nuestros corazones, puede repetir a cada uno de nosotros lo que le dijo a Juan el Evangelista desde el altar del Calvario: 'He ahí tu Madre' (Juan 19:27)'' (ibid. 111-112).

Otra vez más vemos que la Iglesia Católica Romana enseña que María y la eucaristía van de la mano. Es por eso que todos los santuarios marianos fomentan la devoción a la eucaristía, tanto que a menudo se nombran como "santuarios eucarísticos'' lugares tales como Fátima, Lourdes, Loreto, Pompie y la Iglesia de la Guadalupe. Aunque Roma le dirá que ellos no adoran a María, es evidente que sin duda la adoran y le dan los atributos que sólo le pertencen a Dios. Al final del libro, Manelli recomienda que se haga la siguiente oración a María antes de recibir a "Cristo'' en la eucaristía.

.Oh santísima, Inmaculada Virgen y mi Madre María, a Ti que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la esperanza, el refugio de los pecadores, yo, que soy el más miserable de los pecadores, recurro hoy. Te venero, oh gran Reina, y te agradezco por todas las gracias que Tú me has conferido hasta ahora, especialmente por haberme liberado del infierno, que tan a menudo me he merecido.  Te amo, oh amabilísima Señora, y debido al amor que Te tengo, prometo servirte siempre y hacer todo lo que esté en mi poder para hacer que otros Te amen.  Pongo en ti toda mi esperanza; confío mi salvación a Tu cuidado. Acéptame como Tu siervo, y escóndeme bajo Tu manto, oh Madre de Misericordia. Y ya que Tú eres tan poderosa con Dios, líbrame de toda tentación, u obtén para mí la fortaleza para triunfar sobre ellas hasta mi muerte''. (ibid., 125).

No existe una sola escritura que respalde esta blasfemia, y aun así millones pronunciarán esta oración y dirán a sus amigos cristianos que ellos no adoran a María. Roma arrastrará a millones de millones el infierno prometiéndoles que María estará con ellos en la hora de su muerte, y será en la hora de su muerte que se enteren de que el catolicismo romano les mintió. El único problema es... que será demasiado tarde.

La conexión entre María y la eucaristía católica romana es "inseparable'' y cualquiera que participe de ella debe estar al tanto de esto: 2 Cor.11:4 nos advierte contra recibir a .otro espíritu. y eso es exactamente lo que ha pasado. Está muy claro a partir de la Escritura que tenemos acceso a Dios a través de un Espíritu. Esta elevación de María es un truco del diablo para llevar a los hombres lejos de Cristo y no hacia El. Jesús dijo: .Venid a mí'',  NO .Id a María.. No nos cansemos de acercarnos a los católicos con la verdad. Sólo la luz verdadera del evangelio puede romper el maleficio diabólico que esta "María'' ha puesto sobre los ojos de los católicos, desde sus sacerdotes, santos y teólogos hasta sus papas. Como dice 2 Cor.4:4: .En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca el evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios''.

.Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Cor.4:5-6).

Por Rebecca A. Sexton -- Ex Católicos para Cristo

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