Los Nombres de Dios

 

Emanuel - Dios Con Nosotros

 

“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera

 que fueres.” Génesis 28:15

 

“…El Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 7:14

 

Alrededor de 700 años mas tarde:

“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,

Y llamarás su nombre Emanuel, que

traducido es: Dios con nosotros”. Mateo 1:23

 

Recuerdo bien la primera vez que Dios me envió a través del país para hablar en una conferencia, yo no quería presentarme delante del auditorio lleno de personas, pues estaba tímido y temeroso sin deseo de ver sus caras y hablar por el micrófono.

 

“No puedo”, “Discutí” “Otros están más calificados” .Pero El confirmó su llamado, recordándome que El estaría conmigo y supliría todas mis necesidades. “Te basta con Mi gracia” El me tranquilizó, “pues Mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:9

 

Meses después, mientras brillaban, grandes nubes se desplazaban por la ventana de mi avión, silenciosamente oré por fortaleza y valor. Y una vez mas, mi Amigo más cercano y más querido me habló con Su Palabra:

 

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9

 

¿Qué podía ser más maravilloso? ¡Por que temor cuando el Rey del universo esta conmigo! Día tras día, ¡El es mi Pastor omnipresente, mi Señor, mi Maestro, y mi Amigo! ¡Desde que “morí con El” en la cruz, Yo “también viviré con El” por toda la eternidad! Romanos 6:8

 

Todavía, el mundo enceguecido que nos rodea continua rechazando a nuestro Emanuel.

Ahora como siempre,  Su presencia en este mundo lleno de pecado es una ofensa y una “piedra de tropiezo” para aquellos que rechazan seguirlo.

 

Así que cuando el tan esperado Salvador nació en nuestro mundo aquella noche llena de estrellas algún tiempo atrás, la mayoría de las personas “amaron mas las tinieblas que la luz”. Ellos querían libertad terrenal para hacer su propia voluntad, no la libertad celestial para seguir a Dios. Emanuel abrió sus manos en una tierra turbulenta pero solo algunos eligieron entrar.

 

Juan resumió la tragedia y el triunfo: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1:10-13

 

Muchos reclaman esa especial “potestad” aunque ellos nunca han nacido de Dios. Ellos simplemente adaptan Su mensaje  para ajustarla a sus creencias. “Todas las personas son Sus Hijos”,  ellos dicen, “Jesús está con todo el mundo”. 

 

Pero eso no es verdad. Mientras que nuestro Señor ve y oye a todo el mundo, su presencia personal está reservada para aquellos que confían en El y le siguen.

 

Abraham lo hizo, por eso Dios lo trajo a un acuerdo especial con El. “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones”, El le dijo a Abraham “por pacto perpetuo...” Génesis 17:7

 

Mientras los años transcurrieron, los descendientes de Abraham le dieron la espalda a Emanuel quien le había sacado milagrosamente de Egipto, los llevó  a través del Mar Rojo y el desierto, hasta llevarlos a la tierra prometida. Fueron en pos de “otros dioses” en vez de Su cuidado Amoroso para ellos. Finalmente, El quitó su protección y permitió que Su amado pueblo enfrentara las devastadoras consecuencias.

 

Pero Dios siempre tiene un remanente de creyentes que no se contaminan, cuyos corazones permanecen centrados en Sus promesas: el glorioso cumplimiento del pacto acordado.

 

La primera parte de ese cumplimiento vino con la muerte y resurrección de Cristo. Nosotros que somos redimidos y “nacidos de Dios” hemos sido “injertados” en la línea de la vida  espiritual de Abraham. Todos los que confían en Jesús-  ya sean Judíos, Africanos, Árabes o Americanos—viven juntos con El. “porque todos [nosotros]  somos uno en Cristo Jesús...herederos según la promesa.” Gálatas 3:28-29

 

Pero los que rechazan el triunfo de la cruz no tienen ninguna parte en su convenio.

Porque El dijo,

 

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos.

Porque... ¿qué parte tiene el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos..." 2 Corintios 6:14-18

 

 

 

 

Ese es un duro mensaje. Aquellos que buscan la unidad global  y la solidaridad social tienen poca tolerancia para  tal “separatismo”. Ellos son ofendidos por verdades divinas  que chocan con sus metas terrenales – Como los Fariseos que intentaron matar a Jesús. Es por eso que Jesús continua advirtiéndole a su gente, “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán...porque no conocen al que me ha enviado.” Juan 15:20-21

 

Mientras continuamos caminando en este mundo caído, vamos a compartir sus sufrimientos aun cuando nos regocijemos en Su presencia. Y, como Su pueblo antiguo, podemos tomar nuestro apoyo en la promesa del Pacto, conociendo con seguridad que El va a ser todo lo que ha prometido.

 

“Porque El dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:5-6

 

En ese recorrido a través del País, hace muchos años atrás Yo estaba deleitándome en las Promesas del Pacto. Entre ellas estaba Exodo 4:11-12,  “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”.

Y El ciertamente lo hizo. Pero Yo no puedo decir Yo lo hice bien por cualquier norma humana. Mas bien, Debo repetir las maravillosas palabras del Apóstol Pablo,

“Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría...Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” 1 Corintios 2:1-5

 

¿ No es en eso que consiste el Pacto? ¡Su vida en nosotros y su presencia en nosotros! Entonces nosotros – en nuestros cuerpos finitos—mostraremos su infinito amor, poder fidelidad y los triunfos de nuestro maravilloso, Amigo Celestial!

 

 

Sus Promesas

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo;

y si por los ríos, no te anegarán....

Porque yo Jehová, Dios tuyo,

el Santo de Israel, soy tu Salvador.” Isaías 43:2-3

 

 

 

Nuestra Respuesta

Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

“...en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:31, 37-39

 

 

 

¡Gracias, Precioso Emanuel, nuestro fiel, Omnipresente Pastor y Rey!

 

 

Referencias: Eternidad

Génesis 17:7;  28:15;  Exodo 20:2-3;  Deuteronomio 31:6, 8; Josué 1:5;

2 Samuel 7:8-9;  Salmos 27:9;  Isaías 43:1-3, 5;  Jeremías 32:38-41;

Ezequiel 36:25-27;  Romanos 6:4,   8:16-17;   1 Corintios 6:15;

2 Corintios 3:3-6;  Efesios 1:13-14;  Colosenses 3:2-4;

1 Tesalonicenses  4:14-18,  5:10;  2 Timoteo 2:11-12.

 

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Dios te Bendiga.

 

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